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Alcoholismo ¿ Vicio o enfermedad ?



¿Qué es la Psicología?

La Psicología es la ciencia que estudia el comportamiento humano, para comprender sus actos y su conducta observable, sus procesos mentales (cogniciones, sensaciones, pensamientos, memoria, motivación) y todos aquellos procesos que permiten explicar la conducta en contextos concretos (Becoña, 2007), le corresponde un papel importante en la comprensión del fenómeno del consumo de sustancias, así como en la consiguiente elaboración de programas de tratamiento y prevención, más eficaces y eficientes.



El consumo de heroína


La heroína es un opiáceo descubierto hace ya un siglo. Hasta hace unos años se administraba fundamentalmente por vía intravenosa; hoy ésto sólo lo hace un porcentaje reducido de sus consumidores. También es posible fumarla (“chinos”) o esnifarla. El primer consumo de heroína produce náuseas, vómitos y disforia; tras estas molestias propias de las primeras ocasiones aparecen los síntomas buscados, como placer, euforia y reducción de la ansiedad; si el consumo continúa, estos efectos placenteros se siguen produciendo durante un tiempo, conocido como la “fase de luna de miel”. En la siguiente fase se consume sólo con el objetivo de encontrarse bien y evitar el síndrome de abstinencia.

La inyección intravenosa produce inicialmente una sensación de éxtasis muy intensa (el flash) durante 5 a 15 minutos. Después se experimenta una sensación, menos intensa, de satisfacción, euforia y bienestar, que dura de 3 a 6 horas. Después de la misma, hay un fuerte deseo de conseguir más droga para obtener esos efectos.

La intoxicación por heroína tiene síntomas muy característicos, como una miosis muy intensa (pupilas en punta de alfiler), euforia, apatía, irritabilidad o disforia, retardo psicomotor, somnolencia, lenguaje farfullante, reducción de la atención y deterioro de la capacidad de juicio. Otros síntomas asociados son bradicardia, hipotensión, hipotermia, analgesia y, en muchas ocasiones, un estreñimiento pertinaz. Cuando la intoxicación es muy intensa puede desembocar en una sobredosis, que en muchos casos produce la muerte.

El síndrome de abstinencia de la heroína aparece varias horas después de que el individuo se ha administrado la dosis, sobre las 8 horas desde el último consumo. Éste alcanza su punto álgido a los dos o tres días y desaparece tras siete a diez días. Los signos y síntomas más importantes, semejantes a una gripe fuerte, son: piloerección, sudoración, lacrimeo, bostezos y rinorrea, al principio; luego, diarrea, dolor generalizado en las articulaciones, incremento de la frecuencia respiratoria, vómitos, dilatación pupilar y pérdida de peso.

Transcurridas 36 horas desde el último consumo, los síntomas de abstinencia aumentan en gravedad, pudiendo aparecer contracciones musculares incontrolables, calambres, escalofríos alternando con sudoración, aumento de la tasa cardíaca y de la presión sanguínea y perturbaciones del sueño. Los síntomas más intensos duran unas 72 horas y disminuyen gradualmente durante los siguientes 5 a 10 días.

El consumo regular de heroína provoca niveles considerablemente altos de tolerancia. No suele ser la primera sustancia consumida que posee efectos psicoactivos, sino que previamente ha consumido otras (ej., alcohol, cannabis, etc.). Una vez establecido un patrón de dependencia o abuso de opiáceos, algo que sucede rápidamente, la búsqueda de la droga se convierte en el centro de la vida del individuo.


Fuente: Manual de adicciones Pires


El consumo de cannabis


El consumo de cannabis, en sus distintas formas, tiene efectos psicoactivos en el individuo. Es una droga por sus propiedades de producir intoxicación, tolerancia, dependencia, etc. (American Psychiatric Association, 2000). Su presentación puede ser: 1) en forma de hachís, que es un compuesto obtenido a partir de la resina de la planta, 2) como triturado seco de flores y hojas y 3) como aceite. Habitualmente se consume fumándolo, y tiene un efecto bifásico, comenzando por una fase de estimulación, con euforia, bienestar, aumento de la percepción y ansiedad; y seguida por una fase de sedación, en la que predominan la relajación y la somnolencia, pudiendo llegarse a conciliar el sueño. Otros fenómenos habituales en el consumo de cannabis son la agudización de las percepciones visuales, auditivas y táctiles, la distorsión del espacio y del tiempo, la risa fácil, locuacidad y aumento del apetito. Existe paralelamente una alteración de las funciones cognitivas, con afectación de la atención, alteración de la memoria reciente y dificultades para la resolución de problemas.

El consumo habitual de cannabis durante largos períodos de tiempo se asocia a alteraciones neuropsicológicas relacionadas con los procesos atencionales, mnésicos y de velocidad de procesamiento de la información, así como a dificultades psicomotrices. Algunos estudios señalan que estos déficits se normalizan progresivamente tras el abandono del consumo, llegando prácticamente a su nivel premórbido en torno a las 4 semanas de abstinencia. La utilización habitual de esta droga se asocia en numerosas ocasiones a un elevado fracaso escolar y al abandono de los estudios (Comisión Clínica, 2006).

Algunos autores han descrito, en consumidores de cannabis de larga evolución y grandes cantidades, la existencia de un síndrome amotivacional, consistente en anergia y abulia con importante limitación en su actividad diaria. El cuadro remite con la abstinencia mantenida de la sustancia.

Fuente: Manual adicciones Pires


¿Qué significa tener adicción?


Una característica común y central a las conductas adictivas, es la pérdida de control. 

La persona con una conducta adictiva no tiene control sobre esa conducta, además de que la misma le produce dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y una incidencia negativa muy importante en su vida, que va a ser en muchos casos la causa de que acuda en busca de tratamiento o le fuercen a buscarlo. Gossop (1989) definió como elementos característicos de una adicción: 1) un fuerte deseo o un sentimiento de compulsión para llevar a cabo la conducta particular (especialmente cuando la oportunidad de llevar a cabo tal conducta no está disponible); 2) la capacidad deteriorada para controlar la conducta (especialmente, en términos de controlar su comienzo, mantenimiento o nivel en el que ocurre); 3) malestar y estado de ánimo alterado cuando la conducta es impedida o la deja de hacer; y 4) persistir en la conducta a pesar de la clara evidencia de que le está produciendo graves consecuencias al individuo. 

El mayor problema que tienen las adicciones no son sólo los efectos que producen a corto plazo. El problema está en los efectos que producen a medio y a largo plazo.

El primer aspecto que está presente en todas las conductas adictivas es la compulsión o pérdida de control. Por todo lo que hemos visto hasta aquí probablemente es la característica principal de este problema.

El segundo aspecto son los síntomas de abstinencia que produce la no realización de la conducta adictiva voluntariamente o porque le impiden hacerla al individuo.

El tercer aspecto es el de tolerancia. Consiste en el proceso por el que la persona que consume una sustancia tiene la necesidad de incrementar la ingestión de la sustancia para conseguir el mismo efecto que tenía al principio.

El cuarto aspecto es el de intoxicación, que se produce en todas las sustancias químicas, o la cuasi-disociación, estado este último que se encuentra tanto en las sustancias químicas como en las conductas que producen adicción. En este estado la persona parece que se encuentra fuera de si, como si fuese otra (Jacobs, 1989).

El quinto aspecto que consideramos significativo, se refiere a que el individuo con una adicción padece graves problemas en la esfera física y/o sanitaria, en la esfera personal, familiar, laboral y social. Estos problemas, en mayor o menor grado, están presentes en todas las conductas adictivas.


Refuerzo negativo

El refuerzo negativo se da cuando una conducta es seguida por la reducción o finalización de un estímulo aversivo. Si una persona, debido a su situación social o a las características de su personalidad, se siente infeliz o ansiosa, una droga que reduzca estos sentimientos puede reforzar su consumo mediante el proceso de refuerzo negativo.

Fuente: Physiology of Behavior, 7/E by Neil R. Carlson

Refuerzo positivo

El refuerzo positivo hace referencia al efecto que ciertos estímulos tienen sobre las conductas que los preceden. Lo que parece ocurrir es que la aparición de un estímulo apetitivo activa los mecanismos cerebrales del refuerzo, incrementando la probabilidad de la respuesta que se acaba de realizar; por ejemplo presionar una palanca en una jaula experimental o inyectarse una jeringuilla en el caso de un adicto a la heroína. 
Las drogas adictivas tienen efectos reforzantes. En otras palabras, activan el mecanismo del refuerzo en el cerebro.


La eficacia de un estímulo reforzante es mayor si éste ocurre inmediatamente después de que se produzca una respuesta. Si el estímulo reforzante es demorado, se vuelve considerablemente menos efectivo.



La inmediatez del refuerzo tiene preferencia sobre la cantidad o magnitud: En un experimento llevado a cabo se ilustra la importancia de la inmediatez. Al ofrecerle a una serie de personas elegidas al azar elegir entre recibir 100€ al momento o esperar una semana y recibir 120€; todos elegían los 100€ al momento. A pesar de que la estrategia más <> debería ser esperar un poco más para recibir un 20% más de cantidad, las personas prefirieron una cantidad menor pero al instante. Como vemos, la inmediatez del refuerzo tiene preferencia sobre su cantidad o magnitud.

Este fenómeno explica por qué las drogas más adictivas son aquellas que tienen unos efectos inmediatos. Los adictos prefieren la heroína a la morfina no porque la heroína tenga un efecto diferente, sino debido a que su efecto es más rápido.


Mecanismos neurales:

Todos los reforzadores naturales estudiados hasta ahora (la comida, el sexo, las drogas) tienen un efecto fisiológico común: provocan la liberación de dopamina en el núcleo accumbens (White, 1996). La liberación de dopamina parece constituir una condición necesaria (aunque no suficiente) para que el refuerzo pueda tener lugar.